La investigación de cuatro años busca conocer el efecto de estos compuestos sobre la microbiota del suelo y el impacto sobre el crecimiento y acumulación de sustancias bioactivas en plantas de frutillas.
Identificar y cuantificar los micro(nano)plásticos en los campos de fresas y evaluar los impactos de los microplásticos en las propiedades del suelo y el rendimiento de las plantas son parte de los objetivos que se ha propuesto el académico del Departamento de Suelos y Recursos Naturales, de la Facultad de Agronomía, Dr. Mauricio Schoebitz Cid, quien recientemente se adjudicó recursos para un Fondecyt Regular, por 228 millones de pesos.
La idea es también explorar el efecto del tipo de microplástico que está presente en los suelos, las dosis en que existen y su combinación con otros contaminantes.
La investigación de cuatro años estudiará el efecto de los microplásticos sobre la microbiota del suelo y el impacto sobre el crecimiento y acumulación de sustancias bioactivas en plantas de frutillas.
“En los agroecosistemas, los microplásticos (MPs) pueden ingresar al medio ambiente del suelo directamente, a través de lodos de alcantarillado, aguas residuales, deposición atmosférica, o indirectamente por la degradación in situ de fragmentos de plástico, como cubiertas de este material, tuberías de agua, cubiertas de invernaderos, macetas de vivero y bolsas de ensilaje”, señala.
El Dr. Schoebitz agrega que las cubiertas o “mulch” plásticos son una práctica mundial en los últimos años en la agricultura, “porque las cubiertas plásticas generan efectos supresores sobre las malezas, modifican la temperatura del suelo, la humedad y promueven un mayor rendimiento y calidad de la fruta”.
Sin embargo, advierte que estas prácticas producen una gran contaminación del suelo que, en consecuencia, afecta el crecimiento de las plantas.
De acuerdo al experto, el uso excesivo de plásticos en la agricultura ha provocado que muchos suelos estén contaminados con grandes cantidades de residuos plásticos.
“Estamos hablando de 63 a 430.000 toneladas en Europa y 44 a 300.000 toneladas en Norteamérica, e incluso concentraciones tan altas como el 7% del peso de los MPs se han reportado en suelos superiores altamente contaminados”, comenta.
Por otro lado indica que varios estudios en el campo de la agricultura han demostrado que los MPs pueden tener efectos adversos en el suelo, los microorganismos presentes en él, así como en la fauna, y pueden actuar como vectores de otros contaminantes, como patógenos humanos, contaminantes orgánicos persistentes y metales pesados.
En este sentido, sostuvo que dentro de las primeras tareas en los campos de frutillas se considera extraer e identificar los MPs, mediante microscopía infrarroja transformada de Fourier (FTIR); luego, se cuantificarán mediante espectroscopía visible del infrarrojo cercano, para monitorearlos en los suelos con el fin de evaluar los efectos físicos y químicos.
En la investigación participan como coinvestigadores, los académicos Nelson Zapata, María Dolores López, ambos de la Facultad de Agronomía; Juan Araya, de la Facultad de Farmacia de la UdeC; Milko Jorquera, de Ingeniería, Ciencia y Administración de la Universidad de la Frontera, y el profesor Antonio Roldán del CEBAS-CSIC de España.
Además, contará con la colaboración de los estudiantes asociados al Laboratorio de Microbiología de Suelos, Gustavo Riveros, del doctorado en Ciencias de la Agronomía; Andrés Pinto, del magíster en Ciencias Agronómicas; Vanessa Flores y Cristóbal Sáez, estudiantes de Agronomía.